Wednesday, August 23, 2006

REFLEXIONES DEL DALAI LAMA


Aunque es difícil predecir el futuro, todos los seres humanos que desean conseguir la felicidad y evitar el sufrimiento, deben hacer planes para el futuro. Como resultado de la ocupación china, los tibetanos en Tíbet están excluidos de sus derechos humanos básicos; no se debe permitir que esta trágica situación continúe para siempre.

La historia conocida de Tíbet tiene una más de 2000 años y, según descubrimientos arqueológicos, una civilización de más de 4000 años. Desde el punto de vista étnico, cultural, idioma, forma de vestir y costumbres, el Tíbet es una nación única. Por debajo de las jerarquías de los reyes del Tíbet y el Dalai Lama, existía un sistema político arraigado en los valores espirituales. Como resultado de esto, en Tíbet prevaleció la paz y la felicidad.

De cualquier modo, a mediados de este siglo, las fuerzas chinas marcharon dentro del Tíbet por su frontera oriental de Kham y Amdo. Muy pronto, los chinos intensificaron la represión militar en Tíbet, llevando nuestra situación política a un punto crítico. En esa situación, no tuve otra alternativa que acceder a la petición de mi pueblo de asumir la responsabilidad completa como jefe del estado del Tíbet, aunque solo tenía 16 años.

Con la esperanza de conseguir la paz y la felicidad para mi pueblo, intenté durante muchos años establecer una relación amigable con el poderoso y autoritario gobierno chino. También me puse a reformar los aspectos poco agradables de nuestro sistema social. Con vistas a instaurar una democracia, se constituyó un comité formado por 50 miembros. Por recomendaciones de este comité, se realizaron algunas reformas de bienestar social, pero mis esfuerzos para realizar reformas más amplias fallaron, porque para entonces China había convertido a Tíbet en su colonia. Tras haber conseguido un control completo, las fuerzas armadas chinas olvidaron la disciplina y cortesía que hacían gala en un principio, y se convirtieron en tropas exigentes y represivas.

Se empleó brutalmente es uso de la fuerza para suprimir la resistencia tibetana, primero en Kham y Amdo, y luego en el Tíbet entero a partir de Marzo de 1959. Como resultado, me vi obligado a buscar refugio en la vecina India, para desde allí poder continuar luchando por la causa del Tíbet. En mis prioridades en el exilio, estaba el asegurarme que los miles de refugiados tibetanos que llegaban, pudieran tener un recibimiento cordial, facilidad para recuperarse y adaptarse. También me puse a trabajar con mis proyectos iniciales para democratizar la sociedad tibetana.

En 1960, la primera forma de gobierno representada por la Asamblea de Diputados del Pueblo Tibetano (Corporación legislativa del Tíbet), fue introducida en los refugiados de India. En 1961 publiqué una constitución para el futuro Tíbet, basada en los principios de democracia moderna. En general, esa constitución recibió mucho apoyo de los tibetanos. No obstante, se opusieron con fuerza al artículo que estipulaba que "si las circunstancias lo demandaran", el poder del Dalai Lama podía retirarse constitucionalmente. Por tanto este artículo deberá ser revisado.

En 1963, fue anunciada una constitución más comprensiva y adecuada. Con el intento de democratizar la administración tibetana en el exilio, la Asamblea de Diputados del Pueblo Tibetano, fue autorizada a abolir el tradicional sistema bipolar de nombrar a un monje y un laico en cada puesto oficial. La Asamblea también abolió todos los títulos de herencia y los privilegios exclusivos concedidos a algunas minorías bajo el sistema político antiguo. En su lugar, nuevas instrucciones fueron legisladas, por las que los oficiales del gobierno serán nombrados de un modo democrático.

En 1963, aspectos de la constitución, también permitían que un Consejo de Regentes asumieran los poderes del Dalai Lama, si se detectaran ciertas circunstancias y por el mejor interés de la nación. Con sumisión a los deseos del pueblo, como he dicho antes, y a las circunstancias que prevalecían en aquella época, la constitución dio el poder decisivo al Dalai Lama.

Naturalmente, no quedé satisfecho con esta cláusula, sentí que a esta constitución le faltaba mucho por hacer hasta conseguir una democracia auténtica. Por tanto, en 1969, en mi discurso del Aniversario del 10 de Marzo, declaré que el día en que Tíbet recuperara su libertad, el pueblo debía decidir por sí mismo qué tipo sistema de gobierno desea. También dije que no era seguro que el sistema de gobierno con el Dalai Lama a la cabeza, pudiera continuar o no. Más de 3 décadas han pasado desde que la constitución de 1963 fue publicada. Durante estos años, el mundo ha cambiado dramáticamente, y la gente, por todas partes han empezado a valorar los derechos democráticos más que nunca. Se han dado cuenta de que la democracia es fundamental parala libre expresión, libertad de pensamientos y los potenciales humanos.

Por tanto, Tíbet también debe cambiar cuando sea independiente. Considerando la cuestión del Tíbet, aunque es un tema internacional, el gobierno chino se ha negado a responder positivamente mis propuestas de 1987 y 1988. Esto me dejó muy triste, porque tomé estas dos iniciativas con sinceridad y como un esfuerzo para buscar una solución pacífica al tema del Tíbet.

El tema del Tíbet no es solo una cuestión de supervivencia de los tibetanos, con su propia y única historia y cultura, también tiene un impacto directo sobre la paz de Asia y del mundo, y particularmente sobre la relación entre dos de los países más poblados del mundo, India y China. También están en juego los derechos humanos contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y esfuerzos de la corporación mundial para poner fin a la época expansionista y de colonización. El propio pueblo chino está en contra del presente sistema político y de gobierno, y están reclamando cambios.

Los disidentes chinos en el exilio han dado cuenta y aceptado la realidad de que Tíbet y China son entidades completamente diferentes. También han reconocido que los tibetanos tienen en verdad, el derecho a la independencia y autodeterminación, y no encuentran ninguna justificación a las demandas del gobierno de Pekín que dicen que Tíbet es una parte de China. Hablando globalmente, los valores de democracia, libertad y justicia, están siendo apreciados y aceptados extensamente en todas partes, especialmente en los países de Europa del este, en donde los sistemas totalitarios están siendo marcados por la democracia, y están siendo ayudados a establecer una democracia libre y real.

Las personas de esas naciones que habían vivido bajo el yugo de un régimen opresivo, ahora están consiguiendo la libertad y la independencia. Igualmente, la administración y el pueblo tibetano en el exilio, y aún más, especialmente los tibetanos dentro de Tíbet, están luchando duramente por nuestra independencia. Durante más de 40 años, nuestros hermanos en Tíbet han vivida bajo un régimen opresivo y tirano, del cual estaban excluidos completamente los derechos humanos elementales. Naturalmente, el 99% de ellos, jóvenes, viejos o de cualquier ocupación, sienten profundamente la reciente ocupación del Tíbet por China.

A pesar del tremendo riesgo que implica, muchos jóvenes en Tíbet han elegido sacrificar sus intereses individuales para manifestarse contra el gobierno chino en Tíbet.

Hoy día, existe una mayor comprensión de la cuestión del Tíbet en el mundo, y esto ha elevado el interés internacional para apoyar nuestra causa. En este caso, el gobierno chino no tendrá otra alternativa que abandonar su rígida política y venir a la mesa de negociación para encontrar una solución pacífica a la cuestión del Tíbet. En un futuro no lejano, los chinos estarán obligados a abandonar Tíbet. Estaré feliz cuando llegue el tiempo en que los tibetanos en Tíbet y aquellos que están en el exilio puedan reunirse en un Tíbet libre, el actual sistema totalitario tendrá que ceder ante una verdadera democracia bajo la cual, las tres provincias de Tíbet, U-Tsang, Kham y Amdo, podrán disfrutar de libertad de pensamiento, expresión y movimiento.

Mi esperanza es que Tíbet entonces, será una zona de paz, donde la protección de la naturaleza y medio ambiente serán la política oficial. También espero que la democracia tibetana se inspirará de los principios budistas de compasión, justicia e igualdad. Además de ser un sistema multi-partidos en el parlamento, el futuro sistema de la política tibetana, tendrá tres órganos de gobierno claramente definidos, el legislativo, el ejecutivo y el judicial, con una separación clara de los poderes entre ellos, siendo cada uno independiente y todos investidos con igual poder y autoridad.

Como siempre he dicho, Tíbet pertenece a los tibetanos, especialmente a aquellos que están en Tíbet. Por tanto, los tibetanos que están en Tíbet, tendrán que soportar la mayor responsabilidad en el gobierno democrático del Tíbet. Además, los oficiales tibetanos al servicio de la ocupación china de Tíbet, tendrán aún mayor responsabilidad, porque tienen más experiencia en dirigir los asuntos de estado. Es importante que esos oficiales tibetanos eviten los sentimientos de duda e incertidumbre, en su lugar, deben poner el máximo esfuerzo en fortalecer su decisión por mejorar la igualdad en la futura administración del Tíbet, y también dedicarse otra vez por la causa de la independencia del Tíbet. Por supuesto, algunos tibetanos, incitados por los chinos, han dicho y hecho cosas en detrimento del Tíbet. Lo han hecho por ignorancia o por miedo.

Por tanto, no veo que sirviera a ningún propósito el buscar venganza por sus actos pasados. Lo importante es esforzarse unidos para conseguir un futuro feliz. Personalmente, estoy seguro de que no voy a hacer ningún papel en el futuro gobierno del Tíbet, ni mucho menos buscar la posición tradicional del Dalai Lama en el gobierno. Hay importantes razones por las que he tomado esta decisión. No hay ninguna duda de que los tibetanos, tanto de dentro como de fuera de Tíbet, tienen muchísima confianza y respeto por mí. Por mi parte, también tengo la determinación de hacer cualquier cosa que pueda ayudar al bienestar de mi pueblo.

Estoy en posición de hacer esto por mi karma y oraciones por las vidas pasadas. De cualquier modo, en el futuro no voy a retener ninguna posición oficial en el gobierno.
Lo más probable es que seré un tipo de figura pública a la que se recurrirá para pedir consejos o resolver algún problema particularmente importante o difícil, que el gobierno actual o mecanismos políticos no pudieran afrontar. Pienso que estaré en mejor disposición para ayudar a mi pueblo a nivel individual y fuera del gobierno. Además, para que Tíbet sobreviva como miembro igualitario a la comunidad internacional moderna, tiene que reflejar un potencial colectivo de todos los ciudadanos, y no contar con un solo individuo. Esto significa que la gente tiene que estar eficazmente implicada en trazar el mapa de sus propios destinos políticos y sociales.
Está por tanto, en los intereses del pueblo tibetano, tanto a corto como a largo plazo, el que haya llegado a esta decisión, y no porque haya perdido interés en mis responsabilidades। No hay que preocuparse por ese tema.

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